Displasia de cadera en el Labrador Retriever

La displasia de cadera es la enfermedad de carácter hereditario más conocida por propietarios, criadores, y veterinarios, afectando a un gran número de razas de tamaño medio y grande fundamentalmente. Los animales afectados presentan un desarrollo anómalo de la articulación coxofemoral, con una inadecuada co-aptacion entre la cabeza del fémur y el acetábulo, causando un desgaste prematuro de los cartílagos articulares, este defecto en la conformación desencadena unos cambios de tipo artrítico causantes del cuadro sintomático de la enfermedad.

radiografia cadera labrador retriever

¿Qué es la displasia de cadera en el labrador retriever?

La etiología de la enfermedad es poligénica multifactorial, hay varios genes que van a determinar la estructura de la cadera (genotipo), pero estos genes se expresaran en mayor o menor medida según sea la influencia del medio ambiente (alimentación, ejercicio, hábitat, etc. ), de la interacción de estos dos factores (genotipo y medio ambiente), obtendremos como resultado un tipo concreto de cadera (fenotipo).

Las primeras dificultades estriban en saber qué porcentaje de la enfermedad se debe a causas genéticas (para la mayoría de los autores un 70 %) y que porcentaje a causas adquiridas. Para que un animal se encuentre afectado es imprescindible que posea una genética alterada en mayor o menor número de genes, estos genes se heredan por un complicado sistema de codominancia y penetrancia incompleta, que impide crear un modelo teórico fiable de la transmisión.

Al nacimiento todos los cachorros poseen caderas sanas, y es durante la fase de crecimiento cuando el animal predispuesto a padecer displasia, porque así está escrito en su código genético, desarrollara la enfermedad en un grado mayor o menor dependiendo de las condiciones ambientales. La fase más crítica del crecimiento es desde los 3 meses hasta los 8, aunque se ha comprobado que la obesidad en cachorros de tan solo 2 meses puede ser casi determinante para la aparición de la enfermedad. En este corto periodo de tiempo deberemos cuidar al máximo los factores ambientales, por ejemplo, la nutrición y el ejercicio.

Nutrición y suplementos

La nutrición es el factor más importante. Deberán evitarse dietas hipercalóricas que producirán perros con sobrepeso, este exceso de peso acentúa las sobrecargas en la articulación causando mayor desgaste de los cartílagos articulares y, por tanto, originando con mayor rapidez cambios artrósicos. Asimismo, se deben evitar también las dietas hiperproteicas, que van a producir unos altos índices de crecimiento que darán lugar a descompensaciones entre la formación de tejido óseo y el tejido muscular y de sostén al no crecer a la vez, el aumento de tejido óseo sin un soporte físico adecuado de tejido muscular y de sostén hace que se pierda estabilidad y se favorece el desgaste de los componentes cartilaginosos. Por supuesto que las dietas deficientes o desequilibradas son aún más perjudiciales, los Retriever son razas de crecimiento rápido, alcanzan su talla adulta hacia el año, por tanto, los requerimientos metabólicos durante la fase de crecimiento son muy altos, y cualquier descompensación alimenticia, tanto en proteínas como en energía y oligoelementos, puede ser crucial. Estos oligoelementos, que se encuentran en pequeñas cantidades en los alimentos, son los causantes de una adecuada osmolaridad del líquido sinovial, que protege y lubrifica las articulaciones evitando su desgaste, de ahí la importancia de un adecuado aporte de sodio, potasio, cloro, fósforo, magnesio, etc.

La aportación de ciertos suplementos ha suscitado mucha controversia. El primero en ser utilizado fue la vitamina C debido a que interviene en la biosíntesis del colágeno que formara el tejido conectivo de huesos y ligamentos, lo que favorece la formación de los distintos componentes que estabilizan la articulación. El principal problema radica en establecer la dosis, ya que el perro es capaz de sintetizar por sí mismo la vitamina C sin aporte exógeno, por lo que cualquier suplemento de esta se considera excesivo, y además no se encontró una relación causal entre dosis de vitamina C y menor índice de displasia de cadera. Sin embargo, el uso de vitamina C (en forma de ascorbato cálcico) y vitamina E (en forma de tocoferol) como antioxidantes naturales si demuestra ser efectivo, ya que estabilizan la membrana celular e inhiben la síntesis de la prostaglandina PGE 2, que es la causante del dolor en los procesos artrósicos. Otros suplementos utilizados con gran éxito son el condroitin sulfato que es el principal precursor de los glicosaminoglicanos que componen la matriz del cartílago articular, agrupando moléculas de agua y permitiendo de esta forma la recuperación del cartílago cuando es sometido a presiones, también actúa sobre el óxido nítrico que se relaciona con procesos de muerte celular o apoptosis del condorcito. La glucosalina es otro de los componentes utilizado en los suplementos, es uno de los monosacáridos que forman los dímeros que constituyen el ácido hialouronico, su función es aumentar la síntesis de glicosaminoglicanos, sobre todo en animales geriátricos donde la tasa de formación de estos se ve disminuida con la edad. Estos compuestos se utilizan tanto en la prevención como en el tratamiento de la displasia, lubrifican y nutren el cartílago y con ello evitan su erosión, y mantienen un volumen adecuado de líquido sinovial. La riqueza y concentración de estos compuestos, al igual que su posible origen animal, a partir de extracto de tráquea de bóvidos, o de la concha del mejillón verde (Perna Canaliculum), son factores importantes que deben ser tenidos en cuenta a la hora de decantarse por uno u otro de la gran variedad de compuestos comerciales. Las últimas tendencias consisten en la suplementación de las dietas comerciales de gama alta con estos condroitin sulfatos, de esta forma se enriquece la alimentación y se actúa mediante la prevención.

Ejercicios y hábitat

Respecto al ejercicio, hay una clara relación entre el desarrollo de displasia y la cantidad de masa muscular, cuanto mayor sea la musculatura del tercio posterior más se estabiliza la articulación y menor será el grado de subluxación de las caderas. El ejercicio adecuado será más bien de tipo anaeróbico, con ejercicios cortos y explosivos, pero nunca forzando al perro. Los largos paseos quizá sean el ejercicio menos recomendable, ya que se crea poca masa muscular, y, sin embargo, supone un gran desgaste articular. La natación es el método más adecuado, ya que produce una hipertrofia muscular sin forzar en absoluto la articulación, puesto que el perro no ejerce cargas o presiones sobre las extremidades en ningún momento, además debemos añadir que es el ejercicio físico que más puede apasionar a un Retriever, lo realizara tantas veces como queramos y de la forma más complaciente.

Asimismo, cabe destacar otras pequeñas variables, entre otras el tipo de hábitat del perro; por ello, suelos deslizantes favorecen la laxitud articular al impedir que el perro se encuentre estable, también en los perros criados en perreras con cierta altura, puesto que se elevan sobre sus extremidades posteriores en su afán investigador ante cualquier ruido, posición que sobrecarga las articulaciones.

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labrador retriever karely2
labrador retriever macho karely

Control Radiológico

La suma de los factores ambientales y los genes de nuestro perro darán lugar a un fenotipo, que será el que podrá ser evaluado por nosotros para dictaminar si el perro está afectado o no. Es importante recalcar que en la displasia no existe una relación directa entre lesiones y síntomas; así, animales afectados con luxaciones graves pueden no manifestar ni cojeras ni dolor, aun presentando grandes lesiones artrósicas, debido al alto umbral de excitación del dolor que puede darse en ciertos individuos estos pueden llevar una vida normal hasta que las lesiones sean extremadamente severas, es por ello que siempre deben radiografiarse los ejemplares destinados a la reproducción, el hecho de que el perro salte, corra, juegue o sea el cobrador más efectivo del coto no son razones suficientemente fiables como para afirmar que están libres de displasia; siempre deben exigirse las radiografías de los progenitores de los cachorros, es imprescindible radiografiar los animales para poder emitir un diagnóstico y valorar si es un ejemplar idóneo para la reproducción o no.

Se establece como edad adecuada para radiografiar los Retriever a los doce meses, ya que la conformación definitiva de la cadera se produce hacia el año y es entonces cuando se realiza el diagnóstico definitivo. En la radiografía se evalúan los distintos componentes de la articulación:

Ángulo de Norberg

Trata de medir la profundidad del acetábulo y el grado de introducción de la

Las cabezas femorales. Es el ángulo formado por la línea que une las cabezas femorales pasando por su centro, y la que une en cada articulación el centro de la cabeza femoral y el borde craneo-lateral del acetábulo. Este ángulo debe ser de 105º en las caderas correctas y va disminuyendo.

Subluxación

Grado de laxitud existente entre la cabeza del fémur y acetábulo.

Borde craneal acetabular

Margen superior del acetábulo que debe ser congruente con la cabeza del fémur a ese nivel.

Borde dorsal acetabular

Margen interno del acetábulo que nos da idea de su profundidad, debe verse como una línea que atraviesa las cabezas del fémur en sentido longitudinal por detrás de estas, cuanto más profundo sea este borde dorsal, mas soporte superior se dará a la cabeza del fémur y mayor estabilidad tendrá la articulación.

Reborde acetabular craneal

Zona de contacto entre el borde dorsal y el craneal del acetábulo, en los casos de displasia es una de las zonas donde se produce una mayor remodelación y creación de picos artrósicos.

Fosa acetabular

Punto de inserción del ligamento redondo que une la cabeza del fémur al acetábulo, en los casos de displasia esta pequeña fovea deja de verse y aparece hueso de nueva formación en su interior.

Borde caudal acetabular

Margen inferior del acetábulo.

Cabeza femoral y exostosis del cuello

En los casos de displasia se produce la aparición de hueso de nueva formación llegando a unir el trocánter y la cabeza del fémur, desapareciendo la forma de concavidad que presenta el cuello femoral en condiciones normales.

Remodelación de la cabeza femoral

En los casos de displasia, debido a la laxitud de la articulación, se produce la deformación de la cabeza que pasara de tener una forma redondeada y limpia en una cadera sana, a una forma achatada y de hongo con líneas de hueso de nueva formación en las caderas afectadas.

La calificación de la radiografía será distinta según el organismo encargado de valorarla, así la British Veterinary Association (BVA) establece un protocolo en el que se asignan distintos valores numéricos a los componentes de la articulación citados anteriormente, las caderas serán más sanas cuanto más se acerquen al valor cero y más alteradas cuanto más próximas estén al 106 que es el máximo de puntuación que se otorga, además se evalúan las caderas de forma independiente la derecha de la izquierda, pudiendo interpretarse mejor ciertos valores que se corresponden con displasias unilaterales. Para cada raza se establece un Breed Mean Score (BMS), que es el valor por debajo del cual se recomienda utilizar a los animales para la reproducción (pero no se establece ninguna prohibición, dejando la opción de criar con los ejemplares a sus propietarios según su plan de cría y destino de los ejemplares). El BMS es el valor de la media obtenida al calificar todas las radiografías de una determinada raza, este valor fluctúa según los ejemplares evaluados y para el caso del Labrador está establecido en 16, y 18 para el caso del Golden.

Si la radiografía se valora en Estados Unidos, el organismo encargado será la Ortopedic Foundation for Animal (OFA), que otorgan cinco calificaciones distintas, las tres primeras son las englobadas dentro de los casos de libre de displasia. Cuando un perro es evaluado por la OFA esta otorga un número al ejemplar y su radiografía que quedara registrado de esta forma.

En España el organismo encargado es AVEPA (asociación de Veterinarios Especialistas en Pequeños Animales), que otorga cinco calificaciones distintas: A (libre de displasia, perfecta conformación articular), B (libre de displasia), C (forma de transición o displasia ligera), D (displasia moderada), y E (displasia grave).

Método Pennhip, otro sistema para evaluar las caderas del Labrador Retriever

Este método se lleva a cabo a partir de los cuatro meses de edad y en él se realizan distintas radiografías en estrés de la articulación, tanto en compresión como en distracción, ya que en este caso el dato más importante para valorar será la cadera será el grado de laxitud o luxación de la articulación cuando se somete a distintas fuerzas. Este método es el único predictivo, ya que enjuicia la cadera antes de que termine su desarrollo, de ahí la controversia de su utilidad.

Sea cual sea el organismo que valore la radiografía, lo más importante es utilizar ejemplares sanos radiográficamente, ya que el sano radiográfico y el sano genotípico no siempre coinciden (de ahí la importancia del medio ambiente), por eso es casi imposible garantizar al 100% animales libres de displasia aun criando con padres no afectados, si bien es verdad que con estos métodos de selección en función del resultado radiográfico se van consiguiendo notables éxitos en la erradicación de esta enfermedad. Si esto ocurre con animales sanos, no debería hacer falta mencionar que ocurre si criamos con animales afectados, ya que introduciremos dicha tara en su reserva genética y aparecerá antes o después entre los cachorros de nuestro criadero.

Lo ideal sería poder establecer un diagnóstico genético de la enfermedad, pero esta posibilidad aún no está a nuestro alcance, por lo que debemos aunar el diagnóstico radiológico junto con otros datos importantes, por ejemplo, los datos de la progenie; Así por el resultado radiográfico obtenido de las caderas de varios hijos podremos aproximarnos un poco más al valor real de las caderas del padre, el problema de la evaluación de la progenie es que solo se suelen tramitar las radiografías que se considera que van a ser aptas, pero no las que en una primera interpretación se consideran que serán positivas al diagnóstico de displasia, por lo que siempre la descendencia presentara un valor sesgado mejor de lo que en realidad debería ser. Solo el método Pennhip descrito anteriormente evalúa e introduce en su base de datos todas las caderas de los ejemplares radiografiados, sean buenas o no, de modo que una condición indispensable para que el perro sea radiografiado es la autorización del propietario para que los datos obtenidos sean utilizados y publicados donde proceda, de esta forma los valores de la progenie de un determinado ejemplar son mucho más fidedignos y será más fácil identificar un animal de fenotipo sano pero de genotipo displásico.

Síntomas y tratamiento de la displasia de cadera del Labrador Retriever

Síntomas

Los síntomas de la enfermedad son muy variables, van desde ligeras cojeras hasta imposibilidad para caminar, ciertos ejemplares afectados presentan un tipo de movimiento característico con pasos cortos que abarcan poco movimiento, ya que las extremidades posteriores solo se desplazan 45º en vez de los 110º que recorre el fémur respecto la cadera en un animal normal, además se produce una descomposición de la espalda, perdiendo la línea dorsal que se curva en un intento de estirar el tronco para avanzar más sin utilizar las extremidades posteriores, también puede producirse una hipertrofia de la musculatura del pecho que se verá sobrecargado al desplazar el perro su centro de gravedad hacia delante. Otro tipo de movimiento característico son los saltos de conejo, el animal se desplaza empujando con ambas extremidades posteriores a la vez, evitando realizar los impulsos necesarios para desplazarse en las extremidades de forma independiente.

Tratamiento

El tratamiento de la displasia de cadera es muy variable, pueden utilizarse multitud de fármacos antiinflamatorios efectivos, dietas, terapéuticas alternativas como acupuntura y quiropráctica, incluso cirugías con magníficos resultados. Quizá el procedimiento quirúrgico más efectivo sea la osteotomía triple de cadera, esta cirugía debe realizarse en animales jóvenes, en torno a los ocho o diez meses de edad, y que aún no presenten degeneraciones artrósicas en la articulación, siendo esto ultimo condición indispensable para obtener buenos resultados. En esta cirugía se realizan tres cortes en ilion, isquión y pubis para girar 30 o 40º la región ósea que engloba al acetábulo y de esta forma abrazar en mayor medida la cabeza del fémur y estabilizar la articulación. Otra cirugía que está levantando buenas expectativas es la sinfisioclisis, como en el caso anterior el diagnóstico precoz es muy importante, ya que se realiza en animales muy jóvenes, presenta como ventaja que no se utiliza material de osteosíntesis o implantes, solamente se quema el núcleo de crecimiento del pubis, provocando un desajuste de crecimiento del pubis respecto de ilion e isquión que seguirán creciendo de forma normal dando mayor cobertura al acetábulo.

Fuente: Asociación Española del Labrador Retriever